viernes, 14 de diciembre de 2007

Last Night

Las cosas con el Nico ya no andan bien. Tratamos, los dos. Sé que nos queremos, pero la verdad es que no funciona nuestra relación de pareja. Quizá debimos parar hace tiempo, no sé. ¿Cómo saber cuándo es mejor decir “hasta acá antes que sea peor” o “hagamos otro intento”?.


Recuerdo cuando nos casamos, recién, y él quería tener hijos al tiro porque quería ser padre joven, como sus padres. Y ya rondábamos los 30, o sea ya estábamos tarde según él. Yo no sabía, estaba haciendo el master y estudiando la reforma, nada simple para mí, y trabajando a full. Y la verdad con todo eso cero posibilidad de andar gorda y con mareos... (Y menos ahorrar para la lipo de rigor, after the event)...

Le dije que esperáramos a que se estabilizaran las cosas. Él decía que para qué, que yo era la mujer de su vida, que teníamos tanto tiempo juntos (3 años de pareja en ese momento, hoy 8) que la máquina de pega no iba a parar nunca....Pero yo no quería.

O sea le decía que no estaba segura, pero me daba pánico de puro imaginarme agotada todo el tiempo como la Domi con sus dos niñitas... Exquisitas pero, para mí, de lejos y por un rato... Menos mal que él respetó eso y quedamos de hablarlo cuando pasara la tormenta..

Como buena niñita de familia que soy, no convivimos juntos en serio antes de casarnos. Digo, no soy del medioevo, normalmente salíamos fines de semana juntos a la playa o cosas así, pero hasta que nos casamos, yo vivía en mi casa –un depa. con 2 amigas- y él solo. Un tiempo antes del matri por la iglesia, por cosas prácticas –dejar la pieza de mis amigas, un lugar donde recibir los regalos. etc-, nos matriculamos en un crédito hipotecario para una casa y ahí empezamos a convivir, hasta hoy.

Y claro, al principio la tónica era cambiar regalos y decorar y estar todo el tiempo juntos... Lo cual fue lejos lo más nice del asunto. Decoré onda minimal con toques japoneses originales de mi viaje a Tokio, y molesté hasta que compramos un piano... (Ya, teclado, y nunca tomé las clases que prometí que tomaría, pero igual la intención cuenta, yo creo).

Pero luego lo doméstico empezó a pesar heavy. El orden, los horarios, las compras... La rutina en casa versus los desafíos laborales Lo penca de lo primero ante lo interesante de lo segundo, empezaron a cargar la balanza más hacia ese último lado. Y el tema de los hijos fue postergándose de un modo natural...

Empezamos a hablar poco, siempre estábamos cansados, siempre había algo más importante. Y cuando teníamos algo de tiempo, nos íbamos a la cama y hacíamos como que todo estaba bien. Porque en ese terreno seguía siendo todo muy bueno.... O sea....MUY BUENO.

Nico,¿qué pasó con nuestras conversaciones? Le pregunté hace un tiempo ... Y él me miró con sus ojos brillantes, y me dijo, triste “No sé Maidi... Pero es un hecho que ya no las tenemos”... Nos quedamos en silencio... Tuve pánico de preguntar más. Me hice la loca. Esa noche dormimos al lado, pero declaradamente lejos. Como nunca.

En un acto desesperado, con la esperanza ligera, al día siguiente le dije, vámonos de viaje. Y fuimos. Los preparativos nos dieron excusas para no abordar lo que no nos pasaba ya. Las ciudades visitadas fueron mis preferidas... Él las eligió. Compró tours sorpresa en Praga, Florencia, París, y en primera... (¡Al fin!).

Y vimos, y caminamos de la mano, y nos deleitamos con Europa... Y en ese momento, él y yo jugamos a que estábamos conectados, y parecía cierto incluso. Pero, al llegar de vuelta, vimos que en verdad todo era tan forzado...Qué lata que lo gris de la ciudad se meta hasta en las parejas...(Europa estaba en otoño, pero súper soleado y había calorcito, nada de gris y la ropa venía increíble, compré varias cositas súper lindas, inclusive un vestido Prada -sí, un lujo, pero no lo pude evitar, es que era...O sea, TOP TOP TOP-).

Anoche hablamos. Por mucho que yo quisiera minimizar el tema, ya era imposible ocultar la distancia. Las lágrimas nos corrían a los dos... Fue nuestra última noche. Le dije que me iría yo.... Y en la mañana partí con mis bolsos, para ir a dormir a la casa de mi mamá.

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